ENERGÍAS LIMPIAS EN NAVES INDUSTRIALES

Las naves industriales son construcciones en las cuales se realizan actividades de manufactura, distribución, producción y/o almacenaje de los bienes industriales, etcétera. Es importante conocer la actividad principal de la empresa y con base en esto es de utilidad para determinar las dimensiones necesarias, un ejemplo de esto es fácil de observar al comparar la distribución de planta de una paquetería y una nave industrial enfocada al almacenaje de alimentos enlatados, ambas requieren espacios y ambientes de trabajo con características diferentes. Estas edificaciones son tan comunes y útiles que datan desde hace mas de un siglo, los primeros edificios industriales construidos con la arquitectura civil datan de la época de la Revolución Industrial.

Realizar la edificación de una nave industrial requiere considerar muchos puntos importantes, empezando por definir la actividad que se va a realizar, ya que con base en esta actividad se puede definir y distribuir de una manera adecuada el espacio disponible. Una vez que se tiene bien definida es importante hacer un estudio de distribución de planta, es decir estudiar las locaciones que tengan un mejor potencial y que nos puedan brindar un mejor beneficio, comparar locaciones, distancias, costos de transporte, y posible demanda de nuestro producto o servicio. Comúnmente se sitúan en terrenos especialmente autorizados y conocidos como polígonos industriales, habilitados con suelos de uso industrial por los planteamientos de ayuntamientos y administraciones autónomas. Estos polígonos industriales cuentan con servicios como abastecimiento de energía eléctrica, abastecimiento de agua potable, red telefónica, así como buena comunicación con carreteras, puertos, o aeropuertos.

Por otro lado, tenemos a las energías renovables y su crecimiento exponencial en los últimos años, generando tendencias de construcción alrededor de estas además de enormes beneficios a nivel empresa y global. Las energías renovables son una fuente de energía que además de ser inagotables, son limpias, y con un gran crecimiento económico, además de que el uso de estas energías es amigable con el planeta, ya que al ser producidas por elementos que propios de la naturaleza no generan contaminantes, entre las más populares se encuentra la eólica, hidráulica, solar. Implementar energías renovables tiene demasiados beneficios para las empresas con naves industriales establecidas o por establecer; por ejemplo, generar electricidad de manera natural es un beneficio económico gigante. Al irse popularizando y utilizando en el mundo, energías como la solar y la eólica, están reduciendo sus costos a razón de casi el 20% cada vez que se duplica su capacidad instalada en el mundo. Esto aumenta su potencial para impulsar la transición energética.

Y no solo eso, recientemente un estudio realizado por Tendencias Mexican Consumer, Shopper and Retail, de Kantar, los consumidores mexicanos son más conscientes del impacto que tienen sus acciones de compra y, por ello, realizan compras con sentido de responsabilidad, es decir, consumen productos que no dañen el medio ambiente, en un 69% contra un 47% por ciento del promedio global. Y no solo eso, también se demostró que el 71% de los mexicanos busca productos y embalajes reducidos, reutilizados o reciclados tanto como sea posible, en tanto que otro 45 por ciento compra a empresas que tienen una política ambiental clara y comprometida, por lo que implementar energías renovables y políticas ambientales dentro de nuestra empresa no solo nos generaría un ahorro económico, sino que potenciaría en cierto porcentaje nuestra capacidad de alcance y de ventas.

Cabe mencionar que todas estas naves y tecnologías necesitan tener un mantenimiento adecuado, constante y eficiente, que nos ofrezca seguridad y permita enfocarnos en otras áreas de oportunidades, tener cultura de mantenimiento es fundamental en empresas que requieran de maquinaria, servicios eléctricos, agua, drenaje, lo cual quiere decir que todas las empresas y naves industriales deben tener un mantenimiento calendarizado, asegurando así su correcto funcionamiento además de alargar su tiempo estimado de vida.